Erotismo en
El
nombre de la rosa
Por:
Guillermo Pérez La Rotta
En esta novela el lector encuentra una variedad extraordinaria de
registros que aportan claves para interpretar el final de la Edad Media en Europa.
Es una obra que presenta un panorama detallado y profundo de las condiciones de
transformación y lucha ideológica que ostentaba la cristiandad durante el siglo
catorce. Detrás de la trama policíaca, en medio de los extraordinarios diálogos
acerca de la manifestación del plan divino en la tierra, y de sus consecuencias
políticas, nosotros hemos leído la novela como un texto que dramatiza un
conflicto acerca de los sentidos vitales de Eros. Aunque dicha palabra no
aparece en el libro, la traducimos en el deseo de saber de Guillermo de Basquerville,
que busca conocer los designios de Dios en la tierra para hacer feliz al hombre,
la encontramos en el interés vital de unos monjes que aspiraban a leer el libro
de Aristóteles sobre la risa y la comedia, para deleite de su gusto, pero
también como forma de acceso a la verdad divina, la descubrimos en la misma
comedia como expresión excelsa de la vida, que al representarla de una manera
irónica, podría penetrar en su verdadera realidad, la advertimos en el
misticismo exaltado de Ubertino da Casale, en la bestialidad de Salvatore, en
la lujuria inquisitorial de Bernardo Gui, o en la autoritaria negación de
Jorge, quien creyendo salvaguardar una verdad revelada de los embates de la
crítica, cayó en el desenfreno del crimen.